Lo que yace debajo de la cama
El reloj estaba por marcar las 3:00 de la mañana cuando un sonido rastrero invadió sus sueños, la acogedora habitación se convertía ante su adormilada vista en una oscura celda, donde las paredes a su alrededor se levantaban amenazadoras hasta donde sus ojos le permitían ver; tenía la sensación de que en lo alto, donde las paredes se unían en un insano nudo oscuro y profundo, yacía una ominosa presencia que le miraba.
Mientras su mirada se encontraba absorta intentando distinguir el horror que deformaba aquella habitación, sus oídos se sintieron tentados a escuchar cómo algo que se arrastraba en el suelo parecía cada vez mas cerca; el aterrado hombre sintió como las orejas se le tensionaban como queriendo señalar ese algo oscuro que asechaba por los costados, mientras por el cuerpo le corría un torrente de adrenalina que provocó un profuso y repentino sudor. Tan intempestivo como el sudor que le empapaba, el desconsolado hombre sintió como la ropa se le humedecía y se le adhería a la piel. Las sábanas, simulando ser aterradoras serpientes, se enrollaban a su alrededor, cada vez mas cerca, cada vez mas frías y pegajosas, el desespero le apresó la mente como tan ferreamente aquellas víboras de blanquecina tela le apresaban los brazos y las piernas; mientras su pecho subía y bajaba salvajemente intentando mantener con vida aquel remedo humano que se sumía en una prisión de paredes enmohecidas y cadenas heladas adheridas al cuerpo.
La inquietante sombra que ahora ocupaba toda su atención, se movió rápidamente de su vista, hacia los pies del camastro, los ojos siguieron trabajosamente aquella presencia obscena mientras su mente vagaba entre pensamientos confusos; sin embargo todavía sentía como unas apestosas manos se posaban sobre su boca ahogando su respiración y sus gritos.
En ese momento un crujir aterrador llenó sus oídos, y aunque no pudo verlo, notó como algo lento y pesado se arrastraba trabajosamente sobre el piso, mientras rompía el suelo a su alrededor en estallidos producidos por la porcelana al quebrarse, mientras sus sentidos se volcaban en todas direcciones intentando identificar la abominación que se cernía sobre su apresada humanidad, hubo algo raro; en el baile enloquecido de sus ojos, buscando en toda la celda que parecía encogerse con el paso del tiempo, notó como dos brillos de color amarillo sucio, gatunos y crueles, parpadeaban sobre una insana sonrisa llena de dientes mal enfilados, que brillaba amenazadora y brutal.
La sombra comenzó a tomar forma al rededor de él, las horribles manos que mantenían cautivo su aliento, eran en realidad horribles y pútridas zarpas que se extendían obscenamente hasta los pies de la cama donde se hallaba la aterradora expresión que acababa de asomar, y sobre las sábanas, al rededor de su cuerpo se enredaban absurdos tentáculos que a partir de ahora serían su última morada; en silenciosas lágrimas que brotaban de unos ojos inyectados de sangre, aterrados, sabía que no tendría salvación, que no había salida, y en el último instante en el que la bestia saltó hacia él, las zarpas liberaron su boca y con el último suspiro que dejó escapar un quejido lastimero y tímido, vio, sin poder hacer nada, como el aterrador rostro se acercaba triunfante, mientras abría sus fauces llenas de dientes.
Fue terrorífico, y al mismo tiempo permite contemplar y enfrentar los el miedos.
ResponderBorrarIntimidante. Mucho miedo haciendo trizas una perturbada mente.
ResponderBorrarA medida que se vuelve más pequeña la habitación, tornandose más oscura y terrorífica puedes ver cómo se van acabando las posibilidades del personaje
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